Según Arsuaga (2006), los hominoideos como grupo poseen un conjunto de rasgos heredados de un antecesor común relacionados con un peculiar modo de locomoción en los arboles que Arthur Keith (1866-1955) llamo “Braquiación”. Estos presentan una serie de adaptaciones para colgarse de las ramas con el tronco derecho, en lugar de caminar sobre las ramas a cuatro patas como hacen los demás primates arborícolas.
Como consecuencia, nuestros omóplatos se sitúan en posición dorsal en la espalda en vez de ser laterales y situarse a los lados del cuerpo. También cambia la forma del húmero cuya cabeza para la articulación con el omóplato se hace más globosa, mientras que la diáfisis (la parte media del hueso) se retuerce para que la cabeza del húmero mire hacia dentro en lugar de hacia atrás. La expansión del tórax hace que la clavícula sea más larga.
Todas estas modificaciones permiten una gran capacidad de movimiento del brazo por encima del nivel del hombro y que junto a la extensión de los brazos y la movilidad de la muñeca hace posible la braquiación.
Así pues, !entrenemos nuestras espaldas! !Es nuestra herencia ancestral!
Finalmente recordamos que un estado de musculatura débil en la espalda y en los músculos abdominales aumenta el riesgo de padecer dolores en la espalda. Entrenémoslos, eso sí, adaptándolos a las características personales como homo sapiens que somos.
Entreno de espalda:
3 series x 12 repeticiones de jalón polea al pecho
3 series x 12 repeticiones de jalón tras nuca
3 series x 12 repeticiones jalón invertido
3 series x 12 repeticiones jalón agarre neutro
Jose C. Núñez